Cimientos
El arquitecto que intenta construir un rascacielos ignorando el terreno donde se asienta está destinado al fracaso.
Pero eso es exactamente lo que hacemos cuando intentamos construir una carrera, un negocio o una vida pretendiendo ser alguien que no somos.
La pregunta no es si tu identidad cultural, tu historia personal o tus raíces son lo suficientemente buenas para el mercado. La pregunta es si eres lo suficientemente valiente para usarlas como ventaja.
Todos conocemos la historia: para triunfar, debemos encajar. Hablar como ellos hablan. Pensar como ellos piensan. Construir como ellos construyen.
Pero aquí está el problema con esa narrativa.
Los lugares más interesantes del mundo no son copias. Son únicos porque abrazan lo que los hace diferentes, no porque lo esconden.
El restaurante que sirve la comida de su abuela funciona mejor que el que intenta imitar a otros. La empresa que resuelve problemas desde su perspectiva particular crea soluciones que nadie más puede replicar. El artista que pinta desde su experiencia única hace arte que solo él puede hacer.
No estamos hablando de rechazar el crecimiento o negarse a aprender.
Estamos hablando de construir hacia arriba, no hacia los lados.
Tu identidad no es una limitación que debes superar. Es el material de construcción más resistente que tienes. Es lo que hace que tu trabajo sea irreemplazable en lugar de intercambiable.
Y eso es lo que el mundo necesita.
No otra copia. No otra versión ligeramente mejorada de lo que ya existe.
Necesita lo que solo tú puedes construir cuando dejas de disculparte por quién eres y empiezas a construir desde ahí.
¿Estás construyendo sobre tus cimientos o fingiendo que no existen?