Configuración de Fábrica
Pagué por un test que me dijera lo que ya sabía. Y fue la mejor inversión que he hecho.
No porque descubriera algo nuevo sobre mí. Sino porque finalmente obtuve el lenguaje para dejar de disculparme por cómo opero.
Durante años, el mundo corporativo me dijo “necesitas más estructura.” El mundo académico insistió “sigue el protocolo establecido.” El sentido común predicó “juega a lo seguro.”
Y ahí estaba yo, diciéndole sí a proyectos antes de terminar de escuchar la pregunta. Cambiando procesos solo porque sí. Resistiéndome a la rigidez como si fuera kriptonita.
Dudé si el problema era yo. Si debía “arreglarme” para encajar.
Porque buena parte del mundo laboral (especialmente los entornos tradicionales) está diseñado para un perfil específico. Procesos claros, planificación rígida, ejecución predecible. Y si no calzas, empiezas a creer que el problema eres tú.
Lo intenté durante años. Ser más sistemático, más planificado, más “normal.”
Es como vender una Mac y obligarla a correr Windows. Técnicamente funciona. Pero es lento, se calienta, nunca opera a su máximo potencial.
Conocer tu configuración de fábrica no te limita. Te libera para sacarle el mayor provecho.
Cuando miro hacia atrás, los períodos donde más he brillado son precisamente cuando he podido operar así. Como cuando trabajé con Dario Solórzano: creando, investigando, empujando las ideas un paso más allá. O ahora con Claudia Restrepo, abrazando la responsabilidad de imaginar futuros posibles y abrir caminos. En esos entornos, mi configuración de fábrica no solo funciona: se expande.
La pregunta real no es “¿cómo me convierto en alguien diferente?” Es: “¿Qué porcentaje de mi tiempo me permite operar según mi diseño natural?”
Y aquí está la verdad: no necesitas test para saberlo.
Tu energía, tu resistencia a ciertas tareas, esa sensación visceral de fricción ya te lo están diciendo.
Los test solo traducen eso a un lenguaje que otros pueden entender. Y ese lenguaje compartido es donde agregan valor único. Te dan palabras para explicar patrones que antes solo eran intuiciones. No para justificar comportamientos, sino para diseñar sistemas que funcionen con tu configuración, no contra ella.
Si este texto resuena contigo, probablemente no estás roto.
Solo te han estado pidiendo correr software incompatible con tu hardware.


