Cuando alguien nos ofrece una fórmula mágica, especialmente en tecnología, es tentador tomarla. Después de todo, ¿quién no quiere una solución rápida? Copiar, pegar, resolver. Simple.
Pero las herramientas como los LLMs han creado una paradoja interesante: cuanto más fácil es obtener respuestas, más importante se vuelve saber cómo cuestionarlas.
Es como si nos hubieran dado un mapa del tesoro generado por IA. El mapa se ve hermoso, detallado, convincente. Pero, ¿realmente lleva a algún lugar? ¿O es solo una ilusión bien formateada?
El pensamiento crítico solía ser una "soft skill". Algo bueno de tener, como saber un segundo idioma. Ahora es una power skill. La diferencia entre ser el capitán de tu barco o ser llevado por la corriente de respuestas generadas automáticamente.
Las organizaciones dicen valorar el pensamiento crítico. Hablan de innovación y disrupción. Pero cuando llega el momento de invertir en desarrollar estas habilidades, muchos prefieren buscar otro atajo, otra fórmula mágica.
Aquí está la verdad incómoda: no hay atajos para el pensamiento profundo. No hay fórmula mágica para el criterio. No hay copy-paste para la sabiduría.
La próxima vez que una IA te dé una respuesta perfectamente formateada, pregúntate: ¿estoy siendo un capitán o un pasajero?
La respuesta a esa pregunta determinará si estás construyendo el futuro o solo pretendiendo hacerlo.