Esta mañana llovió en Medellín. Y manejar se convirtió en navegar el caos.
Motos por todos lados. Entre carriles. Sobre el andén. Cruzando charcos a centímetros de los peatones. Cada conductor inventando su propia ruta, su propia lógica, su propia versión de cómo debería funcionar la calle.
Cuando el sistema se estresa, todos regresan al instinto: sálvese quien pueda.
Y reconocí ese instinto. Lo he visto en salas de juntas.
El emprendedor que “hackea” las regulaciones laborales porque “así se mueve más rápido”. La startup que promete entregas imposibles porque “después ajustamos”. El líder que inventa sus propias métricas porque las estándares “no capturan nuestra innovación”.
Todos creando sus propios carriles invisibles.
Todos convencidos de que las reglas son para los lentos, para los que no entienden cómo funciona realmente el juego.
Pero aquí está lo que cuesta ese atajo: cuando cada uno optimiza para sí mismo, destruimos exactamente lo que hace posible que todos lleguemos lejos.
Los dos carriles no son una limitación arbitraria. Son un acuerdo que permite que el sistema fluya. Un estándar de calidad no es burocracia. Es la confianza que hace posible el mercado. Una regulación no es un obstáculo. Es el lenguaje compartido que permite que construyamos juntos.
Cuando todos respetan ese acuerdo, paradójicamente, todos avanzamos más rápido.
Pero cuando celebramos al “vivo” que encuentra el atajo, cuando admiramos al que se salta las reglas mientras otros las siguen, estamos construyendo exactamente el caos que hace más lento el progreso de todos.
No es romanticismo. Es matemática pura.
Se llama la paradoja de Braess: agrega un atajo que parece mejor para cada individuo, y destruyes el equilibrio que hacía funcionar el sistema completo.
Stuttgart eliminó una calle en 1969. El tráfico mejoró. Nueva York cerró la calle 42 en 1990. Todo fluyó mejor.
A veces el mejor sistema no es el que ofrece más atajos individuales.
La verdadera innovación no es hackear el sistema. Es construir sistemas donde nadie necesite hackear para prosperar.
¿Qué atajo estás tomando en tu negocio que, si todos lo tomaran, destruiría la industria que intentas conquistar?