Estaba a punto de entrar a una reunión de innovación cuando presencié algo que me persigue hasta hoy: un consultor cambiándose sus formales zapatos negros por unos Converse rojos brillantes en la puerta del edificio Q Office. Un acto tan simple que reveló una verdad profunda sobre cómo vemos la innovación.
Yo, que llevo Converse desde que tengo memoria, le sonreí y murmuré "mucho mejor". No tenía idea de que minutos después estaría sentado frente a él en una sala de reuniones, mientras mi jefe comentaba "Otro que no se baja sus Converse, debe ser un estilo de los innovadores." Vi cómo el consultor se hundía en su silla, su disfraz expuesto.
Este momento me hizo reflexionar profundamente sobre cómo abordamos la innovación en el mundo corporativo:
→ La innovación no es un uniforme que te pones antes de una reunión
→ La autenticidad es el verdadero motor del cambio
→ Los símbolos externos son solo eso: símbolos
He pasado 20 años trabajando en innovación, y aquí están las verdades que he aprendido:
1. La innovación nace de la incomodidad y la frustración genuina con el status quo. No puedes fingirla poniéndote unos tenis "cool".
2. Las mejores ideas vienen cuando dejas de pretender ser "el innovador" y empiezas a ser tú mismo, con todas tus contradicciones y peculiaridades.
3. La cultura de innovación no se construye con símbolos superficiales, sino con la voluntad genuina de cuestionar, fallar y aprender.
4. Los verdaderos innovadores no necesitan disfrazarse - están demasiado ocupados haciendo el trabajo real.
Bottom line: La próxima vez que sientas la necesidad de "parecer innovador", recuerda: los Converse (o cualquier otro símbolo) no te hacen innovador. Lo que te hace innovador es tu disposición para hacer preguntas incómodas, desafiar lo establecido y, sobre todo, ser auténtico.
La innovación real es incómoda, desordenada y raramente se ve "cool". Pero es real. Y eso es lo único que importa.
Keep creating,
Jose Betancur
P.D.: Sigo usando mis Converse. No porque sean un símbolo de innovación, sino porque simplemente me gustan. Y esa autenticidad vale más que cualquier disfraz.