Hay un mapa circulando que promete decirte qué metodología usar para cada proyecto.
Design Sprint si tienes una semana. Lean Startup si necesitas validar. Design Thinking si quieres innovar. Como si fueran herramientas diferentes para trabajos diferentes.
Pero no lo son.
Y mientras decides cuál nombre usar, tu competencia ya está probando cosas.
Porque aquí está lo que realmente importa: todos estos métodos son el mismo método. Observar lo que pasa, hacer una apuesta educada, probar algo pequeño, aprender, ajustar. Es el método científico con diferentes logos.
No necesitas elegir el framework correcto. Necesitas hacer tres cosas:
Primero, tener claro qué estás tratando de aprender. No “validar el producto”, sino “¿pagarían 50 dólares por esto tres clientes esta semana?”
Segundo, diseñar la prueba más pequeña posible. No un MVP de tres meses. Un landing page. Una conversación. Un prototipo de cartón. Lo que te dé una respuesta real en días, no meses.
Tercero, creerle a los datos aunque no te gusten. Especialmente si no te gustan.
El resto es decoración.
Mientras otros están en talleres aprendiendo la diferencia entre “empatizar” y “descubrir”, tú podrías estar hablando con cinco clientes potenciales. Mientras debaten si usar Lean o Agile o Design Thinking, tú podrías estar probando dos versiones de tu propuesta de valor.
La metodología perfecta no existe. Pero las respuestas reales de personas reales sí existen.
¿Vas a buscar el mapa correcto o vas a empezar a caminar?