Excavación mental a las 4 AM
Por qué escribo diariamente: la inteligencia artesanal se practica
Ayer alguien me preguntó por qué escribo todos los días.
Como si fuera una obsesión extraña.
Y pensé: ¿cómo le explicas a alguien que no escribo desde la página en blanco?
La mayoría de la gente cree que la escritura empieza cuando te sientas frente a la pantalla. Pero mi escritura empieza cuando evalúo qué me robó energía ayer.
4 AM. Despierto. Por costumbre e inquietud.
Como diría el poeta Rives, las 4 AM permiten multitud de actividades. Yo elegí pensar.
Hago listas mentales: qué me potencia, qué me drena. Qué decisiones me acercaron a quien quiero ser, cuáles me alejaron.
Creo mapas mentales de conexiones que aún no entiendo completamente.
Y luego hablo con Claude. Pero no es conversación. Es monólogo puro.
Un desahogo mental donde vomito todas las contradicciones, las preguntas sin resolver, las observaciones que me rondan la cabeza.
Claude escucha sin juzgar mientras yo desenredo el nudo de ideas que cargué todo el día anterior.
Para cuando me siento a escribir para ustedes, ya no hay página en blanco.
Ya exploré el territorio. Ya mapee las rutas. Ya identifiqué qué vale la pena compartir.
Porque aquí está la verdad incómoda: la inteligencia artesanal no nace de la inspiración. Nace del procesamiento consciente.
Las máquinas procesan datos. Los humanos procesamos experiencias.
Y mientras ChatGPT puede generar texto perfecto desde cero, yo necesito este ritual de excavación mental para encontrar lo que realmente vale la pena decir.
La escritura diaria no es sobre escribir. Es sobre pensar a través de la escritura.
¿Cuándo fue la última vez que te diste permiso de pensar en voz alta, sin agenda, solo para ver qué emerge?