Gracias, Humano
La paradoja de crear máquinas autónomas
¿Alguna vez te has preguntado si Operator, el nuevo agente de OpenAI, le da las gracias a su equipo de desarrollo?
Entre analizar Operator y ver startups-wrapper desaparecer, recordé algo de Comida de Dragón de hoy: "Dar gracias es como el café, como la cafeína en sangre: un poco de gratitud al día mantiene vivo todo lo demás."
Es fascinante cómo construimos IAs cada vez más autónomas mientras olvidamos agradecer a los humanos detrás de cada línea de código.
Operator es como ese pasante entusiasta en su primer día: ansioso por demostrar que puede hacerlo todo. Mientras tanto, hay equipos enteros trasnochando, ajustando algoritmos, soñando posibilidades.
La ironía es perfecta: cuanto más "independientes" se vuelven nuestras IAs, más brillante brilla nuestra humanidad.
Es como si cada avance en IA fuera una carta de amor involuntaria a la creatividad humana.
Entre debates técnicos y tertulias filosóficas, olvidamos lo obvio: la tecnología más avanzada no está aquí para reemplazarnos, sino para recordarnos quiénes somos.
Y quizás esa es la mejor parte: creamos máquinas "autónomas" solo para redescubrir el valor de dar las gracias.
¿Y si la verdadera disrupción no está en la tecnología, sino en cómo nos hace más humanos?


