Hay una diferencia abismal entre estar ocupado y avanzar. Hoy mi esposa me lo señaló: he abandonado la revisión final de mi libro para obsesionarme con la impresión 3D.
Meses de trabajo esperando. Mientras diseño figuritas que nunca usaré.
Entre el deseo y el logro está la acción. Pero no cualquier acción.
Todos hacemos esto. Coleccionamos tareas como trofeos. Saltamos del proyecto A al B antes de terminar el A. Nos distraemos con el C mientras el B se oxida en la estantería.
Al final del día tenemos quince cosas empezadas. Ninguna terminada.
Pero nos sentimos productivos. Ocupados. Valiosos.
El mito nos susurra que más es mejor. Más proyectos, más reuniones, más emails a medianoche. Como si fuéramos máquinas de picar carne y nuestro valor se midiera por cuánta carne picamos por hora.
Cuando saltamos constantemente entre tareas incompletas, generamos una deuda invisible. Una deuda de tiempo, energía y claridad mental. Cada proyecto sin terminar ocupa un rincón de nuestra cabeza. Cada decisión pospuesta se acumula como intereses de una tarjeta de crédito. Genera esa ansiedad sorda que no sabemos de dónde viene.
El verdadero progreso es silencioso. Es quedarse en una cosa hasta cerrarla por completo. Resistir la tentación brillante que llama desde el rincón.
Puede ser la IA generativa. Experimentando con prompts mientras el proyecto que importa se oxida. O las redes sociales. O la nueva app. Cualquier cosa que nos haga sentir que estamos en la vanguardia.
Es elegir profundidad.
Así que voy a hacer algo: necesito lectores beta para "Prototipo Humano". Si quieres ayudarme a cerrar este capítulo que he estado evitando, te invito a inscribirte en el formulario que aparece abajo.
Porque la mejor manera de vencer la procrastinación es crear responsabilidad.
Y de paso, pregúntate: ¿qué está oxidándose en tu estantería mientras juegas con el nuevo juguete brillante?
Formulario para ser lector beta: https://codigohumano.co/prototipo-humano-beta/