La gratitud que cuesta
Cuando agradecer requiere elegir
La gratitud real cuesta algo. Requiere recordar sin autocompletado. Demanda vulnerabilidad sin editar. Te obliga a reconocer que no llegaste solo.
Mis amigos en Estados Unidos celebran Thanksgiving hoy. Sí, es una excusa para escribir esto, pero siempre es un buen momento para agradecer la amistad. Y aunque en Colombia no compartimos la tradición, compartimos algo mejor: conversaciones reales, vulnerabilidades compartidas, presencia cuando estar presente costaba algo.
La IA puede simular cercanía. Puede escribir “gracias” de mil formas, todas impecables, todas vacías.
Pero no puede replicar aquella llamada a medianoche. No puede recrear el silencio cómodo después de una confesión difícil. No puede generar la risa que surge cuando alguien te conoce sin explicación.
La tecnología nos conecta. Las personas eligen conectar.
Gracias a quienes me conocen más allá de mi versión curada. A quienes responden cuando escribo. A quienes hacen que la distancia entre Colombia y cualquier lugar se sienta pequeña.
No porque la tecnología nos acerque. Porque eligen acercarse.


