El impacto lo sentí de inmediato: la potencia de "Así habló Zaratustra" retumbando mientras reflexionábamos sobre el miedo a las nuevas tecnologías.
¿Qué tienen en común una orquesta sinfónica y la inteligencia artificial? Más de lo que crees.
Las notas musicales flotan en el aire como esos primeros momentos en que el automóvil reemplazó al caballo, el teléfono eliminó la distancia, o el cine transformó nuestras historias. Cada instrumento, como cada tecnología disruptiva, primero genera resistencia y luego se vuelve indispensable.
Desde las pinturas rupestres hasta la imprenta, desde la fotografía hasta internet, cada avance tecnológico provocó el mismo movimiento orquestal: primero disonancia, luego armonía. Los asistentes virtuales empezaron como curiosidades y terminaron siendo extensiones de nosotros mismos. Como esa nota que al principio suena extraña pero que eventualmente completa la melodía.
La melodía de Mario Bros marcó el tercer acto. La persistencia. ¿Cuántas veces has caído al vacío para volver a intentarlo? La tecnología avanza igual: iterando, fallando, mejorando. No es perfección inmediata sino determinación constante.
Lo que cambia ahora es el tempo. Carreras de 40 años se transforman en ciclos más cortos, más intensos. La IA no solo cambia las herramientas, sino el flujo mismo de nuestras habilidades. De repente, lo que tomaba años aprender puede dominarse en semanas. Un aumento repentino de capacidades, como cuando toda la orquesta entra a la vez después de un solo.
Recorrer la orquesta mientras se construía paso a paso el bolero final fue revelador. Cada instrumento aporta su unicidad, pero juntos crean algo mayor que sus partes. Así funciona también la IA generativa: no está aquí para reemplazarnos sino para amplificarnos en lo divergente, en la conexión, en la experiencia.
La diferencia entre miedo y esperanza suele ser perspectiva. Las mismas notas pueden sonar amenazantes o inspiradoras según quién escuche. La IA, como una gran orquesta, necesita directores, intérpretes y, sobre todo, una audiencia que encuentre significado en su melodía.




