Ayer compartí con Borja Castelar un día completo de conversaciones con líderes de Comfama.
Hablamos de IA generativa, de liderazgo, de transformación digital. Temas que suenan futuristas y técnicos.
Pero cada conversación terminó en el mismo lugar: las habilidades humanas.
Porque el algoritmo puede escribir código en segundos, analizar millones de datos mientras tomas café, incluso diagnosticar enfermedades con precisión asombrosa.
Pero no puede hacer que alguien se sienta escuchado.
La realidad es fascinante. Mientras más inteligente se vuelve la máquina, más valiosos nos volvemos nosotros. No por lo que sabemos, sino por cómo hacemos sentir a otros.
Ayer, en las conversaciones con los líderes de Comfama, volvimos una y otra vez a lo mismo: el éxito profesional depende de habilidades interpersonales. Y sin embargo, seguimos obsesionados con aprender lo técnico. Cuando vemos que la IA generativa cada vez más automatiza lo técnico.
Es como estudiar latín mientras el mundo habla mandarín.
La competencia ya no es contra la máquina. Es entre quienes abrazan su humanidad y quienes la esconden detrás de conocimiento técnico.
Alguien que sepa persuadir con comunicación asertiva. Que reciba y dé feedback sin ego de por medio. Que practique la escucha activa y haga las preguntas correctas en lugar de tener todas las respuestas.
Alguien que entienda que en un mundo de máquinas perfectas, lo auténticamente humano es el lujo más grande.
El mercado ya no paga por lo que sabes. Paga por cómo haces que otros se sientan cuando trabajas con ellos.
Y eso, ningún algoritmo lo puede replicar.
¿Estás invirtiendo en lo que te hace humano?