El guardia del museo me miraba con sospecha mientras yo, por tercera vez ese día, me paraba frente a Les Demoiselles d'Avignon o La noche estrellada. Cuaderno en mano, trazando cada línea, cada sombra, como un ladrón estudiando los planos de un banco. Durante años, esta obsesión por copiar a los maestros me hizo sentir como un impostor. Hasta que entendí que estaba equivocado sobre la originalidad.
Hoy veo el mismo patrón en mi feed: miles de posts sobre IA, cada uno un copypaste del anterior. Tweets virales traducidos y republicados como propios, insights "originales" que son solo reformulaciones de lo que funcionó ayer. Como si el valor estuviera en ser un eco, no en agregar algo a la conversación.
La creatividad no surge del vacío. Como explica Kirby Ferguson en "Everything is a Remix", toda innovación es una combinación de ideas existentes. Austin Kleon lo plasma perfectamente en "Steal Like an Artist": no se trata de plagiar, sino de estudiar, transformar y hacer propio.
Como decía Kipling: "Copiaron todo lo que pudieron seguir, pero no pudieron copiar mi mente". Ahí está la clave: la copia es solo el primer paso. El verdadero valor emerge cuando mezclamos lo aprendido con nuestra perspectiva única, nuestras experiencias, nuestra voz.
Cuando creamos algo valioso, los imitadores llegarán. Es una ley natural del éxito. Pero mientras ellos están ocupados copiando lo que escribimos ayer sobre la IA, nosotros ya estamos explorando nuevas formas de pensar sobre ella.
Hoy, cada vez que veo otro post sobre IA, me pregunto: ¿qué perspectiva única puedo aportar a esta conversación? ¿Qué parte de mi experiencia transformará este eco en una voz propia?
Imagen: foto de la exposición "The Art of the Brick", acá el artista Nathan Sawaya recrea la otra de Van Gogh.