Hace unas semanas hablé en "Entre Nodos" sobre la guerra de talento más feroz que hemos visto en la industria tech.
Meta invirtió miles de millones de dólares en Scale AI. Paquetes de compensación de hasta 300 millones en cuatro años. La intención de Zuckerberg era clara: armar un superequipo de IA compuesto por los mejores talentos de OpenAI, DeepMind y Anthropic.
Parecía la jugada perfecta.
Pero algo salió mal.
Los mejores fichajes empezaron a abandonar el barco… antes de zarpar. Investigadores como Ethan Knight y Avi Verma dejaron Meta en menos de un mes e incluso antes de trabajar efectivamente, regresando a OpenAI.
Mientras tanto, Meta ha pausado algunas contrataciones y reestructurado su división de IA—aunque insiste en que sigue comprometida con su visionaria "Meta Superintelligence Labs".
Y aquí está lo que muchos estamos pasando por alto: estos mismos CEOs que invierten fortunas por talento humano excepcional no están delegando sus decisiones estratégicas a algoritmos. No hay ningún Jarvis* en Meta ni ningún Grok tomando la estrategia de Tesla. La metáfora es poderosa, pero no literal.
La razón es sencilla: el pensamiento estratégico, la intuición, la gestión de incertidumbre y la creación de culturas que retengan talento excepcional siguen siendo atributos irremplazablemente humanos. Muchos ejecutivos e investigadores coinciden en que más que dinero, el propósito y la misión son clave para retener a los mejores.
Meta actúa como si el talento humano fuera el recurso más escaso del planeta… porque lo es.
¿Y tú? ¿Cómo valoras el talento en tu organización?
*Jarvis: El asistente de IA personal que Mark Zuckerberg construyó para su hogar en 2016, capaz de controlar música, luces, temperatura y reconocer visitantes.