Le damos a toda la organización acceso a ChatGPT y esperamos que la productividad se dispare.
No sucede.
O peor aún, sucede algo que no anticipamos: las personas se vuelven más rápidas produciendo trabajo que nadie quiere leer. Más eficientes generando respuestas que no responden nada. Más prolíficas creando contenido que suena genérico porque, bueno, lo es.
Resulta que la herramienta más poderosa que hemos creado no funciona como un atajo. Funciona como un espejo.
Refleja tu claridad mental. O la falta de ella.
Si escribes un prompt vago, obtienes una respuesta vaga. Si no sabes qué preguntar, la IA tampoco lo sabrá por ti. Si no reflexionas sobre lo que recibes, simplemente copias y pegas mediocridad pulida.
Investigadores de Tulane probaron esto con doscientos cincuenta empleados en una consultora tecnológica. Les dieron acceso a ChatGPT para tareas creativas. Resultado: solo quienes pensaban con claridad sobre su proceso produjeron trabajo más creativo. Los demás obtuvieron el mismo resultado. O peor.
Metacognición es la palabra elegante para algo simple: pensar sobre cómo piensas.
¿Reconoces cuando no entiendes algo? ¿Ajustas tu enfoque cuando no funciona? ¿Te preguntas si la respuesta tiene sentido antes de usarla? ¿Notas tus propios patrones y sesgos?
Porque la IA no hace eso por ti. No puede.
Y aquí está la verdadera tensión: cada vez que usamos la IA sin reflexionar, perdemos un poco de esa capacidad. Como un músculo que no ejercitamos.
La ironía es brutal. Adoptamos la IA para pensar menos, cuando en realidad nos obliga a pensar más. Más profundo. Más deliberado. Más consciente de nuestros propios procesos mentales.
El atajo que buscábamos no existe.
Pero hay algo mejor: una herramienta que amplifica el pensamiento de quienes saben pensar. Que revela las brechas en quienes no lo hacen. Que nos obliga, finalmente, a desarrollar la habilidad que siempre debimos tener.
La pregunta no es si usas IA. Es cómo piensas cuando lo haces.
Esa diferencia, invisible y sutil, es todo.
Totalmente de acuerdo! Esto de que la IA "nos hace pensar más", me conecta con esa narrativa de las organizaciones "make it simple"... pero resulta que lo simple no equivale a lo fácil. Para simplificar se require pasar por un proceso complejo. La adopción óptima de IA requiere pasar mínimamente por los filtros de la reflexión y la responsabilidad humana.